Comentario a propósito de un material audiovisual trasmitido en el programa
Béisbol de Siempre, en el que se exhibieron, irresponsablemente, sucesos
violentos acontecidos en las Grandes Ligas...
Jesús
E. Muñoz Machín
Seis minutos aproximadamente fue la duración del “show” de sucesos violentos
que trasmitió el programa Béisbol de Siempre, en la emisión del sábado 21 de
septiembre. Los hechos mostrados en el video tuvieron lugar en las
Grandes
Ligas del béisbol norteamericano. Hubo de todo en el “menú”: pelotazos
intencionales, puñetazos, amenazas, gestos obscenos, etc. Incluso, tres
humoristas hicieron una parodia de conducta antideportiva, a modo de
presentación del material.
Mi primer cuestionamiento a los realizadores del programa está relacionado
con el aporte de dicha “propuesta” a la afición deportiva. El referido
audiovisual no brindó información de actualidad, ni reflexionó sobre algún
tópico de la pelota cubana o internacional. Tampoco ofreció antecedentes
históricos —uno de los objetivos y fortalezas del programa en la mayoría de las
emisiones— para enriquecer la cultura beisbolera de los y las seguidoras del
deporte de las bolas y los strikes, y mucho menos aportó algún ejemplo digno de
imitar por las nuevas generaciones que se inician en la disciplina.
Algunos pudieran decir —como me comentara un vecino—, que en ocasiones la
televisión solo pretende entretener. Esa afirmación me lleva a la siguiente
pregunta: ¿Acaso la violencia divierte?
El día que las actitudes agresivas se disfruten a plenitud, tanto en la
televisión, como en otros espacios, tal vez sea demasiado tarde para dar la voz
de alarma ante tal fenómeno. La normalización es el principal peligro que
enfrentan las sociedades cuando se habla de violencia verbal, psicológica o
física. Percibir tales manifestaciones como inherentes a la naturaleza de los
seres humanos es un riesgo que no debemos correr.
Es cierto que el video exhibido en Béisbol de… no corresponde a la realidad
cubana, pero en nuestros eventos deportivos hemos tenido nuestras propias
riñas, discusiones “subidas de tono”, así como jugadores y aficionados
lesionados gravemente en disputas prevenibles. Un material así no solo nos
recuerda cientos, quizás miles, de sucesos violentos en los terrenos deportivos
cubanos e internacionales en los últimos años, sino que puede contribuir a
legitimarlos.
Además de convivir con la violencia en los escenarios deportivos, la estamos
llevando a la sala de nuestras casas en forma de “espectáculo” televisivo que,
me atrevo a asegurar, fue apreciado por miles de amantes del béisbol.
Sería ingenuo pensar que las personas, sobre todo los jóvenes, no consumen
materiales audiovisuales violentos por otras vías. El recorrido habitual es
internet-flash-computadora o DVD. Pero en ese contexto la responsabilidad es
individual. Lo que se exhibe en la Televisión Cubana debe tener un compromiso
ineludible con el bienestar social, en este caso, una vida sin violencia.
De igual forma, lo sucedido el sábado 21 de septiembre pudiera interpretarse
como una “burla” al trabajo de muchas personas que en Cuba se afanan en
campañas por la No
Violencia. Espacios como el Noticiero Nacional Deportivo,
Pulso Deportivo, la
Emisora COCO y la Revista Buenos Días han brindado cobertura
informativa a las acciones de la Red Iberoamericana y Africana de Masculinidades,
al Proyecto Tod@s Contracorriente y la
Red de Deportistas Únete por la No Violencia Contra
las Mujeres y las Niñas; instancias desde las cuales se promueve una cultura de
paz e incluyen al universo atlético como un escenario fundamental de su
trabajo.
El grupo de atletas Únete, por ejemplo, creado el pasado 30 de agosto en La Habana, responde a una
iniciativa regional que vincula a 33 naciones de Latinoamérica y es coordinada
por Naciones Unidas. El trabajo sostenido en años anteriores posibilitó que
Cuba tuviera el privilegio de iniciar y rectorar la Red, y cada proyecto ha tenido
como aliados a los medios de comunicación.
Desde hace más de medio siglo se ha acuñado una frase que, sin bien no es
del todo cierta y tampoco grata a quienes preferimos el texto escrito, ilustra
claramente el impacto de la televisión en nuestra existencia: “Una imagen vale
más que mil palabras”. En la actualidad, los mensajes suelen lograr mayor
impacto cuando llegan a los públicos a través de productos audiovisuales. Si
los realizadores de Béisbol de Siempre son conscientes de ello, deberían
utilizar su programa para entretener, pero con buen gusto y sin imágenes
violentas.