lunes, 24 de febrero de 2014

Pedro Luis Lazo, como el buen vino

Pedro Luis Lazó, estelar lanzador cubano.

Por estos días el lanzador cubano Pedro Luis Lazo ha sido noticia por sus declaraciones sobre el béisbol cubano, el pitcheo y su labor en la Liga Mexicana de Béisbol. A los 40 años, los tres años últimos lanzando en varios equipos pertenecientes a la sucursal Piratas de Campeche, el Rascacielos pinareño se burla del dios Cronos y se mantiene como el buen vino.

Para la próxima temporada, Lazo parece en la nómina preliminar de los Toros de Tijuana, equipo en el cual prestó servicios en el play off del pasado torneo, para contribuir al meritorio segundo lugar de ese conjunto.

El vueltabajero llegó a Tijuana como refuerzo para la etapa final de 2013, y en cuatro salidas al box tuvo balance de dos victorias e igual número de derrotas y promedio de carreras limpias (PCL) de 1,88.

Más impresionantes aún fueron sus 39 ponches -líder en postemporada- en 28 innings y dos tercios de labor, con promedio de bateadores embasados (WHIP) de 0,80 y bateo rival de solo 204. Sin duda, esos guarismos debieron influir en la decisión de sumarlo este año a las filas de los Toros.

Con 90 millas sostenidas en casi todas sus aperturas, inteligente en la utilización de los rompimientos y la slider, Lazo mantiene el dominio que lo convirtió en un coloso del pitcheo en Cuba.

Antes de su incursión con los Toros, el Gigante de Ébano, como lo han bautizado algunos medios mexicanos, lanzó la fase clasificatoria con los entonces debutantes Freseros de San Quintín, equipo con el que inició 15 partidos, con ocho sonrisas (segundo de la liga), cinco descalabros y PCL de 2,84 (tercero). Asimismo, en 104 entradas y dos tercios de labor repartió 109 ponches (líder), con WHIP de 1,23 (segundo) y promedio de bateo rival de 253.

La Liga Norte de México está compuesta por seis conjuntos. El presente certamen comenzará el próximo cuatro de abril con el duelo entre los Algodoneros de San Luis, monarcas vigentes, y los mencionados Toros. ¿Inaugurará Lazo la Liga Norte desde el box de los tijuanenses?

Aunque no es un torneo de los más fuertes en México, al torneo del Norte se le reconoce su combatividad y tradición. El inicio de este certamen se remonta a lo años 40 del pasado siglo, cuando se llamó Liga Norte de Sonora (LNS) y se le consideraba amateur. En 1950 se convirtió al profesionalismo y luego de varias interrupciones y nombres, en 2008 recibe la actual denominación: Liga Norte de México.

miércoles, 19 de febrero de 2014

Reinventar el periodismo sin fórmulas, ni recetas


Portada:Pintura original de artista de la plástica Juan Carlos García
Si difícil es visibilizar una problemática, aún más lo es proponer nuevas miradas, atreverse a cuestionar y ofrecer la oportunidad de ser cuestionada. Eso y mucho más entrega la doctora (Dra.) Isabel Moya Richard con el libro Reinventar el periodismo. Hacia una contracultura feminista en los medios de comunicación (Euskadi-Cuba, 2013), presentado este martes, en el Centro Cultural Dulce María Loynaz, como parte de la XXIII Feria Internacional de Libro de La Habana.

Como señaló la Dra. Miriam Rodríguez Betancourt, se trata de un texto esperado y necesario. “Además de ser una demanda académica y docente, no podía ser otra la persona que emprendiera la aventura que supone poner en entredicho los paradigmas tradicionales”, sostuvo Rodríguez.

Autora de otros dos libros de obligada consulta -El Sexo de los Ángeles (Editorial de la Mujer, 2010) y Sin contraseña. Discurso mediático y transgresión (Editorial Ameco, España, 2010)-, Moya deposita en el presente texto su experiencia en formación de comunicadoras y comunicadores en talleres, cursos, asignaturas optativas y eventos internacionales en Cuba, varias ciudades de América Latina y España, tanto desde la Cátedra de Género y Comunicación “Mirta Aguirre” del Instituto Internacional de Periodismo “José Martí”, de La Habana, como en intercambios con ONGs del País Vasco.

Desde la introducción, Moya aclara que no pretende ofrecer fórmulas o recetas, sino problematizar, sumar nuevas reflexiones al debate sobre género y comunicación y, como enfatiza, provocar a lectores y lectoras.

Reinventar el periodismo… no solo propone, inquieta e interpela, sino que brinda la posibilidad de acceder a recuadros, textos originales, audiovisuales y otros materiales a través del disco DVD que acompaña el libro. Como ha referido la autora, es un texto multisoporte o interactivo, que solo se realizará plenamente a partir de las apropiaciones de las personas.

Desde una visión marxista que hurga en las causas, los procesos e intenta subvertir las desigualdades, Moya enfatiza que hacer un periodismo diferente implica “(…) deconstruir los procesos de producción, distribución y consumo de productos comunicativos revelando las formas en que se reproduce el poder patriarcal en las ideologías profesionales, las rutinas productivas, el propio discurso mediático y las prácticas perceptivas de las audiencias”.

Más allá de la demostración de solidez académica, investigativa y docente, Isabel Moya obsequia un libro para creer que otro periodismo es posible, y que reinventar –reinventarnos- es un camino válido para transformar mucho más que los medios de comunicación.

jueves, 13 de febrero de 2014

Planificación de la familia III: Hombres y vida familiar. Compartir responsabilidades

La tradición de muchas familias dicta que las mujeres -madres, abuelas, tías, primas- asumen casi por completo el acompañamiento en los procesos de gestación y posterior cuidado de hijos e hijas, mientras los varones se limitan a su rol de proveedores económicos.

Por Dixie Edith, Jesús Muñoz y Sara Más 

Fotos: Jorge Camarero Leiva

Cuando Yeney Cabrera confirmó que estaba embarazada, cursaba el segundo año de Psicología, en una sede universitaria del municipio Mantua, en Pinar del Río. Su pareja, Diosvani Peña, trabajaba en el sector del turismo cuando supo que sería papá. Ninguno había pensado aún en tener un bebé. “Nos descuidamos y, cuando me di cuenta, ya tenía tres meses. Hablé con mi novio y decidimos tenerlo. Él tenía un buen trabajo y no había muchos problemas de dinero”, relata Yeney.

El embarazo se desarrolló sin contratiempos y con apoyo de la familia, que asumió parte del acompañamiento durante la gestación y posterior cuidado de su hijo Diego, ahora con cinco años de edad. Yeney recuerda que la principal ayuda siempre la recibió de su madre y su suegra. “Las mujeres estamos más preparadas para estas cuestiones”, asegura.

Diosvani, por su parte, cree que él hizo “lo necesario, pues alguien tenía que llevar la comida para la casa. Además, ellas realmente se entienden mejor en eso del hospital”.

Inequidades… varones bajo lupa

Cada vez son más las historias de personas cuya existencia cambió, de un momento a otro, debido a un embarazo no deseado. Tener hijos e hijas, cuando no se han concebido con anterioridad, limita las posibilidades de realización personal y familiar de mujeres y hombres.

Una adecuada planificación de la descendencia por acuerdo e implicación de la pareja contribuye al desarrollo de los proyectos personales y familiares de vida.
En ese contexto, la mayoría de los estudios revelan la centralidad de las mujeres en las decisiones de dar continuidad o interrumpir el embarazo, así como en las gestiones médicas asociadas a la maternidad. La presencia de los hombres en el proceso de reproducción suele ser de satisfacción de las necesidades materiales y económicas.

Entrevistas realizadas a jóvenes de la capital reafirman que madres, abuelas, hermanas, primas y tías a involucrarse más que los varones en el proceso de atención a la embarazada, decida o no continuar con la gestación.

Ana Laura, de 17 años, cuenta que su hermana mayor se hizo una interrupción y solo se lo confesó a la suegra, quien la acompañó a consulta. “Luego se complicó y tuvo que avisarle a papá”, dice.

En otros casos, las jóvenes embarazadas piden ayuda desde un inicio a sus madres, pero la falta de confianza y fallas en la comunicación provocan que “muchos padres ni se enteren”, comenta Hatshuko, de la misma edad.

La ausencia o presencia marginada de los varones en la toma de decisiones relacionadas con la planificación de la familia es un tema poco estudiado.

La doctora Aissa Naranjo Dojer, quien realizó su tesis de maestría sobre la asistencia de hombres y mujeres de la capital a las consultas de planificación de la familia, asegura que dicha problemática debe mirarse desde la cultura. “Varios hombres alegaron que no asistían por el horario del servicio. Según decían, en el trabajo no los justifican por esas cuestiones. Pero era más un tema de prejuicios, que no los dejaba asumir libremente estos temas”, puntualiza.

La experiencia cotidiana demuestra que la llegada de los varones a consulta se debe a que la mujer ha presionado. “Estos servicios habitualmente estaban en hospitales maternos y a los hombres les costaba sentarse en un lobby, donde los estuvieran mirando. La primera dificultad de las consultas era su propia ubicación”, explica.

Sin embargo, Naranjo Dojer reconoce que “algunos hombres están más motivados en saber sobre esos temas que las propias mujeres, debido a que poseen menos información. Ellas, a veces, creen saberlo todo”.

Cualquier trabajo sobre la planificación familiar debe tener en cuenta, además, la conflictiva relación entre los varones y su salud. Como advierte el sociólogo Raynier Hernández Arencibia, del CIPS, “los hombres no tienen una relación cordial con las consultas médicas. Un análisis de la construcción cultural de las masculinidades permite entender que los varones suelen descuidar su salud y, precisamente, la planificación ha estado muy relacionada con enfoques médicos y epidemiológicos”.

Por otro lado, aunque las expectativas sociales sobre la convivencia en familia se sustentan en la equidad, no se trabajan adecuadamente los procesos educativos. “Desde la niñez –sostiene Hernández-, la socialización crea distinciones. A las niñas se les enseña para la vida privada, pero no sucede así con los varones”.


Aún se debe reflexionar más sobre el placer y la felicidad que produce el deseo legítimo de ser papá.
No obstante, sería erróneo afirmar que los hombres no se vinculan a la toma de estas decisiones. “Las investigaciones muestran que sí participan, aun cuando sea en la reafirmación de la decisión de la mujer o por omisión, al dejar que ella decida en última instancia”, subraya.

Hernández acota que cualquier mirada al desenvolvimiento de los hombres debe estudiar la paternidad como un tema central. Habría que reflexionar más sobre el placer y la felicidad que produce el deseo legítimo de ser papá o sobre la vivencia de esta experiencia como reafirmación de la masculinidad.


jueves, 6 de febrero de 2014

Planificación de la familia II: Anticoncepción y aborto.Cuando se frustran los planes


Fallas de múltiples signos en la educación de la sexualidad y la planificación de la familia son caldo de cultivo para el uso inadecuado y poco sistemático de métodos anticonceptivos y una alta recurrencia al aborto voluntario.

Por Dixie Edith, Jesús Muñoz y Sara Más

Fotos: Jorge Camarero Leiva


Mariana, Claudia, Zulema, Ania, Rolando… Casi todas las muchachas y muchachos consultados por Mujeres en busca de pistas acerca de sus experiencias con la planificación familiar, la educación de la sexualidad y el uso de anticonceptivos tienen al menos una amiga o conocida que ha experimentado un aborto o ha sido madre muy joven.

Son alrededor de una decena de estudiantes de preuniversitario y de la universidad, y viven en municipios diversos de la capital y hasta de la cercana provincia de Mayabeque. Obviamente, no hacen una muestra representativa para hacer generalizaciones; no obstante, estadísticas oficiales confirman que sus experiencias se acercan bastante a la realidad nacional.

Datos oficiales del Ministerio de Salud (Minsap) revelan que el pasado año se realizaron en el país 22.424 abortos inducidos solo en adolescentes entre 15 y 19 años. Pero esta forma de interrupción de las gestaciones por vía quirúrgica trasciende a las generaciones más jóvenes y ha tenido un inestable comportamiento: si en 1990 se realizaron 147.530 abortos, para una tasa de 43,9 por cada cien embarazadas entre 12 y 49 años; en 2000 ese número disminuyó a 76.293, o 34,5 por cada cien embarazos. Sin embargo, en 2012 la cifra volvió a incrementarse hasta 83.682, lo que supone 39,7 de cada cien gestaciones.

Casi todas las muchachas y muchachos consultados por Mujeres refirieron conocer al menos una amiga o conocida que ha experimentado un aborto o ha sido madre muy joven.
La doctora Miriam Gran, experta en bioestadística del Minsap, ha defendido en sus investigaciones que no se puede hablar de tendencia a la baja en las tasas de aborto, pese a un descenso coyuntural en las últimas décadas, pues se hace un uso creciente de la regulación menstrual.

Para el doctor Jorge Peláez, vicepresidente de la Sociedad Cubana de Obstetricia y Ginecología, la alta recurrencia a la interrupción voluntaria del embarazo “evidencia que se está acudiendo a esta opción como si fuera un método anticonceptivo más” y que se trata “de un problema de salud pública que hay que atender de manera interdisciplinaria”, según argumenta en su artículo “Aborto en las adolescentes. ¿Quién toma la decisión?”, publicado en 2007 en la revista Sexología y Sociedad.

“Me parece perfecto que el aborto sea legal, es un derecho de la mujer, la pareja y la familia. Pero si los servicios de planificación fuesen bien utilizados, el aborto disminuiría notablemente”, asevera la doctora Aissa.

Las apariencias engañan

Si al creciente número de abortos se suman los embarazos que llegan a buen término, sobre todo de adolescentes, es obvio que algo está fallando en la anticoncepción.

Aproximadamente 58 por ciento de los nacimientos en la isla ocurren en mujeres entre 20 y 29 años de edad y la fecundidad adolescente representa el 16 por ciento de la total, principalmente en las provincias orientales. “El grupo de madres que más crece en Cuba es el de 15 a 17 años”, asegura a Mujeres la psicóloga Grisell Rodríguez, del CEDEM.

El grupo de madres que más crece en Cuba es el de 15 a 17 años.
Sin embargo, la Encuesta Nacional de Fecundidad de 2009 evidenció un elevado conocimiento sobre anticoncepción, explica la demógrafa María del Carmen Franco. Independientemente del sexo, lugar de residencia, nivel escolar, edad y cualquier otra característica, la población entre 15 y 54 años conoce “al menos un método anticonceptivo,” confirma la citada investigación. Los métodos más mencionados fueron la píldora, los dispositivos intrauterinos (DIU), la esterilización femenina y masculina y el preservativo o condón, en ese orden.

“Pero la información llega después de la primera relación sexual. No es simultánea ni anterior. Aunque en las generaciones más jóvenes se está acercando un poco la edad en que usan el primer anticonceptivo a la de la primera relación sexual, todavía esa diferencia es de alrededor de un año”, detalla María del Carmen.

Entonces, ¿dónde está la brecha? Investigaciones más cualitativas coinciden en que el conocimiento no necesariamente implica el uso consciente y señalan inestabilidad o incluso elección del anticonceptivo inadecuado como causas fundamentales de esta situación.

Otra explicación podría hallarse en el tipo de anticonceptivo que se emplea y a qué edades. Según la citada encuesta, las mujeres refirieron acudir a los DIU en 39 por ciento, al condón en 29 por ciento y a la esterilización en 24,5 por ciento.

Para Grisell Rodríguez, “la anticoncepción tiene una elevada prevalencia, pero parte de un conocimiento formal, que incide en su uso inadecuado y discontinuo”.

El doctor Jorge Peláez, por su parte, cree que no existen métodos ideales de anticoncepción, pues “lo que es bueno para unas, puede no serlo para otras”. Pero asevera que “no resulta lógico que en un país con tasas de fecundidad por debajo del reemplazo poblacional, sea la esterilización el tercer método anticonceptivo más empleado”.

Autoridades sanitarias han abogado públicamente, incluso, por incrementar el uso de anticonceptivos orales como estrategia para prevenir la infertilidad, una de las alertas vinculadas a la planificación familiar.

Definitivamente, una mala planificación familiar o su ausencia están entre las causas de que muchas mujeres no alcancen su ideal de hijos, según la demógrafa María del Carmen Franco.

Según la citada encuesta de fecundidad, un alto porcentaje de las mujeres que no tenían hijos, o tenían solo uno, alegaban como causa los problemas de salud mientras más se acercaban al final de su vida reproductiva.

“Pero hubo un momento anterior en que sí los querían y los postergaron por razones económicas, familiares o de superación personal. Si entonces no usaron adecuadamente los anticonceptivos y recurrieron al aborto, es posible que al final no pudieran tenerlos por problemas de salud, pero en el fondo fue producto de una mala o nula planificación familiar”.