jueves, 6 de febrero de 2014

Planificación de la familia II: Anticoncepción y aborto.Cuando se frustran los planes


Fallas de múltiples signos en la educación de la sexualidad y la planificación de la familia son caldo de cultivo para el uso inadecuado y poco sistemático de métodos anticonceptivos y una alta recurrencia al aborto voluntario.

Por Dixie Edith, Jesús Muñoz y Sara Más

Fotos: Jorge Camarero Leiva


Mariana, Claudia, Zulema, Ania, Rolando… Casi todas las muchachas y muchachos consultados por Mujeres en busca de pistas acerca de sus experiencias con la planificación familiar, la educación de la sexualidad y el uso de anticonceptivos tienen al menos una amiga o conocida que ha experimentado un aborto o ha sido madre muy joven.

Son alrededor de una decena de estudiantes de preuniversitario y de la universidad, y viven en municipios diversos de la capital y hasta de la cercana provincia de Mayabeque. Obviamente, no hacen una muestra representativa para hacer generalizaciones; no obstante, estadísticas oficiales confirman que sus experiencias se acercan bastante a la realidad nacional.

Datos oficiales del Ministerio de Salud (Minsap) revelan que el pasado año se realizaron en el país 22.424 abortos inducidos solo en adolescentes entre 15 y 19 años. Pero esta forma de interrupción de las gestaciones por vía quirúrgica trasciende a las generaciones más jóvenes y ha tenido un inestable comportamiento: si en 1990 se realizaron 147.530 abortos, para una tasa de 43,9 por cada cien embarazadas entre 12 y 49 años; en 2000 ese número disminuyó a 76.293, o 34,5 por cada cien embarazos. Sin embargo, en 2012 la cifra volvió a incrementarse hasta 83.682, lo que supone 39,7 de cada cien gestaciones.

Casi todas las muchachas y muchachos consultados por Mujeres refirieron conocer al menos una amiga o conocida que ha experimentado un aborto o ha sido madre muy joven.
La doctora Miriam Gran, experta en bioestadística del Minsap, ha defendido en sus investigaciones que no se puede hablar de tendencia a la baja en las tasas de aborto, pese a un descenso coyuntural en las últimas décadas, pues se hace un uso creciente de la regulación menstrual.

Para el doctor Jorge Peláez, vicepresidente de la Sociedad Cubana de Obstetricia y Ginecología, la alta recurrencia a la interrupción voluntaria del embarazo “evidencia que se está acudiendo a esta opción como si fuera un método anticonceptivo más” y que se trata “de un problema de salud pública que hay que atender de manera interdisciplinaria”, según argumenta en su artículo “Aborto en las adolescentes. ¿Quién toma la decisión?”, publicado en 2007 en la revista Sexología y Sociedad.

“Me parece perfecto que el aborto sea legal, es un derecho de la mujer, la pareja y la familia. Pero si los servicios de planificación fuesen bien utilizados, el aborto disminuiría notablemente”, asevera la doctora Aissa.

Las apariencias engañan

Si al creciente número de abortos se suman los embarazos que llegan a buen término, sobre todo de adolescentes, es obvio que algo está fallando en la anticoncepción.

Aproximadamente 58 por ciento de los nacimientos en la isla ocurren en mujeres entre 20 y 29 años de edad y la fecundidad adolescente representa el 16 por ciento de la total, principalmente en las provincias orientales. “El grupo de madres que más crece en Cuba es el de 15 a 17 años”, asegura a Mujeres la psicóloga Grisell Rodríguez, del CEDEM.

El grupo de madres que más crece en Cuba es el de 15 a 17 años.
Sin embargo, la Encuesta Nacional de Fecundidad de 2009 evidenció un elevado conocimiento sobre anticoncepción, explica la demógrafa María del Carmen Franco. Independientemente del sexo, lugar de residencia, nivel escolar, edad y cualquier otra característica, la población entre 15 y 54 años conoce “al menos un método anticonceptivo,” confirma la citada investigación. Los métodos más mencionados fueron la píldora, los dispositivos intrauterinos (DIU), la esterilización femenina y masculina y el preservativo o condón, en ese orden.

“Pero la información llega después de la primera relación sexual. No es simultánea ni anterior. Aunque en las generaciones más jóvenes se está acercando un poco la edad en que usan el primer anticonceptivo a la de la primera relación sexual, todavía esa diferencia es de alrededor de un año”, detalla María del Carmen.

Entonces, ¿dónde está la brecha? Investigaciones más cualitativas coinciden en que el conocimiento no necesariamente implica el uso consciente y señalan inestabilidad o incluso elección del anticonceptivo inadecuado como causas fundamentales de esta situación.

Otra explicación podría hallarse en el tipo de anticonceptivo que se emplea y a qué edades. Según la citada encuesta, las mujeres refirieron acudir a los DIU en 39 por ciento, al condón en 29 por ciento y a la esterilización en 24,5 por ciento.

Para Grisell Rodríguez, “la anticoncepción tiene una elevada prevalencia, pero parte de un conocimiento formal, que incide en su uso inadecuado y discontinuo”.

El doctor Jorge Peláez, por su parte, cree que no existen métodos ideales de anticoncepción, pues “lo que es bueno para unas, puede no serlo para otras”. Pero asevera que “no resulta lógico que en un país con tasas de fecundidad por debajo del reemplazo poblacional, sea la esterilización el tercer método anticonceptivo más empleado”.

Autoridades sanitarias han abogado públicamente, incluso, por incrementar el uso de anticonceptivos orales como estrategia para prevenir la infertilidad, una de las alertas vinculadas a la planificación familiar.

Definitivamente, una mala planificación familiar o su ausencia están entre las causas de que muchas mujeres no alcancen su ideal de hijos, según la demógrafa María del Carmen Franco.

Según la citada encuesta de fecundidad, un alto porcentaje de las mujeres que no tenían hijos, o tenían solo uno, alegaban como causa los problemas de salud mientras más se acercaban al final de su vida reproductiva.

“Pero hubo un momento anterior en que sí los querían y los postergaron por razones económicas, familiares o de superación personal. Si entonces no usaron adecuadamente los anticonceptivos y recurrieron al aborto, es posible que al final no pudieran tenerlos por problemas de salud, pero en el fondo fue producto de una mala o nula planificación familiar”.

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