lunes, 26 de septiembre de 2016
¿Paranoia feminista?
Mi apostilla o un comentario a la autora: Solo comentarte, como lo haré personalmente, que este texto no es para nada fruto de una paranoia tuya o de quienes manifiestan su compromiso con la igualdad de género. Brujas, histéricas, paranoicas y mucho más han llamado a las mujeres que defienden los derechos de sus iguales y mundo mejor para todos y todas. De "feministas adictos" y "flojos" han tildado a los hombres que se manifiestan abiertamente contra el machismo. De paranoia nada. Reflexiones como esta son muy necesarias. Mil perdones por tranformar el título.
En tiempos donde no sobra el periodismo comprometido con los temas de género, aplaudo este texto.
Por Yaíma Guilarte
Una valla publicitaria en la habanera intersección de las avenidas Boyeros y Carlos III aboga contra la violencia hacia las mujeres. A pocos días de su emplazamiento, la estructura donde antes estaba el mensaje promocional amaneció desierta. La excusa: el papel se había rasgado; sin embargo, algunos incrédul@s sospechamos que la razón por la cual se retiró el contenido de la valla excede a un mero accidente. Discutir abiertamente sobre agresiones machistas no es tan bien recibido como se precisa.
La mediación del Grupo de Reflexión y Solidaridad Oscar Arnulfo Romero (OAR) y la Federación de Mujeres Cubanas (FMC) logró que se regresara a la céntrica esquina esta promoción visual de la campaña Eres más. Hace varios meses que las fotos y el eslogan permanecen inmutables, pero la pregunta todavía me resuena ¿A quién habrán incomodado en primera instancia? La anécdota podrá resultar pedestre a algunos; otros alegarán que, como buena feminista, insisto en sexuar texto y contexto. Aun así, declaro mi recelo ante los prejuicios y las reticencias que impregnan el silencio cuando de agravios hacia las féminas se trata.
Cada 18 segundos una mujer es maltratada en el mundo. Al parecer ninguna es cubana, o revelar tales cifras no atañe a las prioridades de la Oficina Nacional de Estadísticas. Preferimos resaltar su presencia en los cargos de dirección estatal o el porciento que representan entre los graduados universitarios. Una intangible escala de prudencia insiste en declinar la problemática en la agenda pública.
Tópicos como el empoderamiento femenino, la imagen estereotipada en torno a ellas o las brechas de género desde los ámbitos doméstico y laboral parecen ser mejor recibidos en debates académicos y medios de comunicación. Mientras los esfuerzos “se van por las ramas” con este tipo de cuestiones igual de apremiantes pero de carácter simbólico, al ver el rostro amoratado de mi vecina, intuyo, que colocar en la palestra los abusos ha sido tabú, o, al menos, un inconveniente soslayado.
No podría negar la existencia de voluntades de diversos organismos e instituciones como la FMC, OAR, la Campaña ÚNETE; incluso, una doble página del periódico Granma a propósito del 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Desde hace tres ediciones el Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano concede algunos segundos antes de cada material audiovisual para la proyección de un spot que sensibilice a la audiencia con esta causa. No bastan medidas aisladas para hacer frente al flagelo, el primer paso sería reconocer sin tapujos que EXISTE, ya luego convendría que los esfuerzos se integraran a las estrategias nacionales de desarrollo.
Un colega periodista de una importante revista me comentó que su jefe de redacción le sugirió desistir de abordar la violencia de género en un reportaje. El decisor consideraba inoportuna la temática porque “la gente va a pensar que en Cuba se le da golpe a las mujeres”. ¿Seré solo yo y mi obstinada paranoia feminista?
Tomado de: https://eltoque.com/blog/paranoia-feminista
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