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Por Josean Izarra
Junto a Leire Gartzia, este firme defensor de la "paternidad positiva" ha colocado 'frente al espejo' a más de un centenar de parejas vascas y compartido con grupos de hombres y mujeres sus comportamientos familiares para analizar si hay una verdadera corresponsabilidad en el hogar.
¿Qué es ser padre en 2016?
Es ser padre en conflicto entre aquellas expectativas que aprendimos con una ideología a ser un padre nuevo, mucho más completo, más implicado, más presente. Hemos asumido que debe ser así pero todavía no sabemos cómo se hace. Tenemos muy pocos modelos y mucha demanda de corresponsabilidad por nuestras parejas. Estamos en una situación de contradicción y de despiste.
Prácticamente ningún hombre se considera machista y todos decimos que ayudamos en casa, ¿por qué es tan importante la paternidad positiva?
La paternidad positiva es una paternidad transformadora. Es una paternidad que cuestiona el modelo de padre que tuvimos y te permite construir el que quieres ser.
¿Tras el estudio que han realizado somos los vascos corresponsables con nuestras parejas en casa?
No. Lo más complicado es que creemos que lo somos más de lo que realmente somos y no lo vemos. Dentro de la pareja ellas tienen la percepción de que hacemos mucho menos de lo que nosotros creemos.
¿Las mujeres están biológicamente mejor preparadas que los hombres para cuidar de los niños?
No. El cuidado es tecnología y lo vemos por ejemplo en Enfermería. Quien tiene competencias para cuidar es quien aprende a cuidar. Otra cosa son las emociones y los valores vinculados a esas competencias. Se ha demostrado en nuestra investigación que aquellos hombres con una ideología más cercana a la igualdad, más cercana al feminismo tienen emociones más positivas cuando comparten actividades y cuidan de sus hijos.
¿Hay espacios que las mujeres blindan como propios?
Sí. En la investigación ha quedado constatado que las mujeres siguen siendo las responsables de la estética; cómo elegir la ropa de los niños, cambiar las tallas cuando se han quedado pequeñas. Sin embargo, los hombres decimos que nos hemos incorporado fundamentalmente a la cocina. Los hombres pensamos que hacemos hasta el 77% de las tareas de la cocina pero ellas piensan que hacen el 62% y que nosotros sólo hacemos el 49%. Hay un 30% de diferencia entre lo que nosotros pensamos que hacemos en la cocina y lo que ellas piensan que hacemos. También en el juego se da una circunstancia parecida. Nuestra investigación ha sido un espejo al preguntar exactamente lo mismo a hombres y a mujeres.
¿Los hombres mentimos cuando nos preguntan sobre qué hacemos en casa?
Tenemos una disociación cognitiva clara.
¿Existe un consenso social por el cual es el hombre quien debe centrarse en su trabajo y la mujer quien condiciona su vida laboral por la maternidad?
La ley sigue dejando claro que quién es responsable del cuidado es la mujer. Tanto la expectativa social de las propias mujeres como la de nuestro entorno más cercano y la organización del trabajo siguen llevando el cuidado hacia las mujeres.
¿Por qué Euskadi tiene una tasa de natalidad tan baja si somos una sociedad rica?
Porque es una sociedad pobre en tiempo. Al final la masculinidad no comprometida con los cuidados es por no pagar. Comemos el tiempo de las personas que tenemos más cerca y normalmente es de las mujeres; de nuestras parejas, de nuestras madres.
¿Dónde se aprenden los hábitos de la vida en pareja?
No hay un ámbito para el aprendizaje de estas competencias. La casa es el espacio más potente. Estamos creando una especie de paranoia porque estamos trasladando un mensaje igualitario a nuestros hijos pero ellos ven que las madres hacen mucho más que los padres. Existe la percepción compartida que en casa el reparto es del 60% realizado por las mujeres y el 40% por los hombres pero los datos reales contrastados es que el peso del trabajo de la mujer en casa es mucho mayor llegando incluso al 80%.
¿Hay una relación entre las conductas violentas en pareja y los comportamientos machistas observados en el hogar durante la infancia?
Que tú seas corresponsable no garantiza que no seas violento porque en otras esferas de tu socialización como hombre quizá la violencia ha sido importante. Cada vez hay más evidencias científicas de que los hombres que cogen más permisos de paternidad tienen menos posibilidad de protagonizar episodios violentos y viven más años. Incorporarte a la cultura del cuidado de los hijos es un factor de prevención de la violencia de primer orden. Estos son datos científicos no es una opinión.
¿Cuándo deben determinarse las obligaciones en las tareas del hogar y el cuidado de los hijos en una pareja?
Hay un momento clave. Las últimas investigaciones que se han hecho a nivel europeo demuestran que las parejas son en la primera parte de la convivencia bastante igualitarias. Están dispuestas a compartir y se puede dar ese reparto del 60/40 que comentábamos como percibido por ambos. Este es un porcentaje en la ejecución porque la responsabilidad es 100% de las mujeres.
El momento en el que se produce el cambio es con el nacimiento del primer hijo. En nuestra investigación al preguntar en el momento actual las respuestas son que el 91% de los hombres trabajaban en jornada completa frente al 42% de las mujeres. Pero cuando les preguntábamos cuánto trabajaban antes de ser padres o madres los hombres trabajaban a tiempo completo el 82% y las mujeres el 62 %. El hecho de ser padres o madres ha disparado las diferencias en el mundo laboral.
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