Diferentes deidades y sus significados en la religión africana. Foto: Sitio web del Museo de los Orichas. |
La Habana- Como un espacio mágico y singular califican personas de Cuba y otras naciones al Museo-Templo de los Orichas, emplazado en el Casco Histórico de la capital.
Ubicado en la sede de la Asociación Cultural Yoruba de Cuba (ACYC), el espacio exhibe una treintena de efigies de ancestros Orichas (deidades) africanos, una imagen del sistema adivinatorio Oráculo de Ifá y exposiciones fotográficas, así como servicios de guía especializada bilingüe (español e inglés) y consulta de literatura religiosa.
Mercedes Armentero, quien dirige el museo desde hace tres años, conoce cada detalle de su funcionamiento e historia del espacio, creado en 2000 y único de su tipo en el mundo.
“La idea inicial era que el pueblo cubano conociera cómo eran realmente los Orichas originarios, pues apenas se conocían sus características físicas y la transculturación provocó que algunos, todavía hoy, sean llamados por otros nombres”, explicó la especialista.
“En Cuba, por ejemplo, a Yemayá le decimos también Virgen de Regla y a Ochún se le reconoce también como la Virgen de la Caridad del Cobre, por solo mencionar dos casos”, acotó.
“Este proyecto fue posible gracias a estudios, fotografías, descripciones de personas que tuvieron la oportunidad de ir a África y ofrecieron su aporte para tener una idea más clara de cómo eran las deidades ancestrales”, agregó la fundadora de la ACYC, que tiene reconocimiento legal desde 1991.
Subrayó, además, que si bien “existen 401 Orichas, el museo cuenta con representaciones aquellos que más influencia tienen en las religiones de origen africano practicadas en el país”.
Al respecto, resaltó que “más allá de las investigaciones, la mayor parte del conocimiento llegó a hasta nuestros días en la mente y en los corazones de los esclavos africanos, que a pesar de estar lejos de su tierra y ser obligados a abrazar otras religiones, siguieron adorando a sus santos en secreto”.
Las esculturas de Eleguá, Echu, Ogún, Ochosi, Osun, Changó, Yemayá, Ochún, Olokun, Naná Buruku, Babaluayé, entre otras, fueron realizadas por el artista de la plástica Lázaro Valdés, quien utilizó el barro como fuente fundamental para lograr réplicas de las imágenes en diversas regiones de Nigeria, Benin y Togo.
“Lazarito llegó aquí muy joven, abrazó rápidamente la idea, dio vida a las esculturas de manera gratuita y los resultados finales son verdaderas obras de arte”, sostuvo Armentero.
Para Mercedes, “el museo no tiene época mala” en la recepción de visitantes.
“Aquí vienen estudiantes cubanos y extranjeros, personas de embajadas, turistas, en fin, un público diverso durante todo el año”, dijo.
“También podemos asegurar que ha sido una experiencia positiva, porque recibimos personas de varias denominaciones religiosas, otras que no son creyentes, e incluso, personas de África que se sorprenden por la calidad y el parecido de las esculturas con las suyas, en los santuarios originales”, afirmó.
A su juicio, “la curiosidad y la expectativa de los grupos de visitantes es grande, sobre todo cuando vienen de otros países, porque es el único museo yoruba del mundo”.
Comentó que “algunas personas llegan con una opinión y salen con otra y hasta comienzan a mostrar un mayor interés en conocer e investigar sobre las religiones de origen africano”.
Por otra parte, indicó que la institución trata de “mantener la conexión con la realidad cubana, y por eso priorizan los intercambios con círculos de abuelos, escuelas de arte, pedagogía, estomatología y la de policías”.
“No importa si las personas son creyentes o no, aquí tienen la oportunidad de conocer y acercarse más a una parte imprescindible de la cultura cubana”, concluyó. (2017)
Tomado de: http://www.ipscuba.net/sociedad/museo-preserva-la-huella-de-religiones-africanas-en-cuba/
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