sábado, 8 de octubre de 2016
El decálogo del posmachismo
Por Laura Martínez Alarcón
Todavía se sigue escribiendo la historia contra las diversas formas de machismo. Si creías que ya habías oído todo sobre el tema, un nuevo estudio titulado “Neomachismo en espacios virtuales”, de las investigadoras españolas Trinidad Donoso y Nieves Prado, pone la voz de alerta para descubrir cómo funciona el neomachismo, o posmachismo, presente en todas las sociedades.
Se trata, dicen, “del machismo de siempre, pero con un discurso transformado para poder introducirse y calar en el mundo actual". Donoso y Prado explican que, bajo un discurso en apariencia políticamente correcto hacia los principios de igualdad, los neomachistas esgrimen a través de la red mensajes como los siguientes:
1. La violencia no tiene género
¿Cuántas veces has escuchado esto? Se trata de una afirmación totalmente equivocada. Es verdad que todos los seres humanos podemos ser violentos, señala el psicólogo español Rubén Sánchez Ruiz (entrevistado por el periódico digital eldiario.es), pero esta frase "ignora que esta es una violencia específica". Otro reconocido especialista en la materia, Miguel Lorente, quien acaba de estar en México, afirma que esta violencia es distinta a otras porque, entre otras cosas, "se normaliza y responsabiliza a la propia víctima".
2. Ni machismo ni feminismo, igualdad real
El posmachismo suele reaccionar ante el uso de la palabra feminismo como si se tratara de un ataque, “es producto del desconocimiento", señala Lorente. Quienes esgrimen estos comentarios suelen equiparar machismo con feminismo, cuando ambos planteamientos persiguen exactamente lo contrario.
3. Cuestionan las leyes contra la violencia de género
Muchos posmachistas consideran que este tipo de legislaciones discrimina a los hombres. En España, incluso, hay grupos y asociaciones "de afectados" por la ley porque "se sienten atacados por todo aquello que cuestiona su poder y se presentan como víctimas".
4. Hay muchas denuncias falsas
Este argumento, por desgracia, se lo he oído decir a muchas mujeres. Las investigadoras Donoso y Prado coinciden en que “la falsa creencia de que hay un elevado número de mujeres que interponen denuncias falsas por violencia machista es uno de los argumentos estrella del posmachismo”.
Por su parte, Lorente explica que estas denuncias aparentemente falsas son confundidas deliberadamente “con las absoluciones, que demuestran que los elementos de prueba no son suficientes para la condena y persiguen potenciar el mito de que las mujeres lo hacen para beneficiarse".
5. El Síndrome de Alienación Parental (SAP)
Para empezar, baste decir que este supuesto síndrome carece de consenso científico y no ha sido reconocido por la Organización Mundial de la Salud.
Es verdad que en muchos casos de separación o divorcio, puede haber manipulación por parte de ambos progenitores; sin embargo, como señala el psicólogo Sánchez Ruíz, "es criminal convertirlo en un síndrome de la mujer".
Lo que no se cuestiona son las verdaderas causas por las que los hijos muestran un rechazo que, en muchos casos, tiene que ver con la violencia que han visto y vivido en casa.
6. El lenguaje no sexista
Burlarse del lenguaje inclusivo, que pretende romper con la forma en que lo masculino se ha impuesto como universal, es otro de los rasgos del posmachismo, según las especialistas. “Lo que no se nombra no existe", agrega Sánchez, "ya que el lenguaje regula el pensamiento y éste regula las actitudes".
7. Uso del término “feminazi” o “hembrista”
En los últimos años se ha extendido el uso del término "feminazi" para referirse “a mujeres feministas que luchan por sus derechos haciendo alusión a que pretenden tratar a los hombres como los nazis a los judíos”. El desgraciado término fue popularizado por un locutor de radio de Estados Unidos, vinculado al Partido Republicano, para nombrar a las mujeres que defendían el derecho al aborto.
Por su parte, el término “hembrismo” es usado como analogía del machismo para citar "la discriminación sexual, de carácter dominante, adoptada por las mujeres". Desde luego, ninguno de estos términos responde a la realidad, además de ser irrespetuosos.
8. La igualdad ya se ha conseguido
Personalmente, incluso he llegado a oír el siguiente agregado, “¡¿qué más quieren?!”. Pues bien, según estos expertos, "se ha logrado actuar sobre la parte más superficial de la desigualdad, pero no sobre las causas".
Los números hablan por sí solos: las trabajadoras cobran un 23,9% menos que sus compañeros varones por trabajos de igual valor y el 95% de las personas que están fuera del mercado laboral para dedicarse a los cuidados son mujeres.
No es lo mismo igualdad que equidad. ¡No confundamos!
9. Contra las cuotas
Los neomachistas suele posicionarse en contra porque consideran que se trata de “un ataque ya que estas iniciativas buscan modificar privilegios que la cultura les ha concedido a los hombres", opina Lorente.
Sin embargo, las cuotas siguen siendo importantes porque "dirigir iguales acciones a quien ocupa una posición aventajada y a quien ocupa una inferior hace que avancen las dos partes, pero manteniendo la desigualdad entre ellas".
10. Beneficio económico del que defiende la igualdad
Este planteamiento posmachista se basa en que el feminismo utiliza la lucha en favor de los derechos de las mujeres con el objetivo de ganar dinero. Para Lorente, es un juicio "muy efectivo en época de crisis", pero lo que no se dice es que "hay gente que lleva 30 años dejándose la piel y luchando contra la violencia machista en una situación de muchísima precariedad".
El posmachismo o neomachismo, una reacción patriarcal a los avances en derechos de las mujeres conquistados en los últimos años. ¡Abre bien los oídos!
Tomado de:
http://www.actitudfem.com/entorno/genero/mujeres/el-decalogo-del-posmachismo
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