lunes, 16 de julio de 2012

Libertadoras mexicanas

Portada de Los hijosde los días.

Un regalo de Génesis (o mejor de Eduardo Galeano)

Setiembre 17
Libertadoras mexicanas

Y se acabó la fiesta del Centenario, y toda esa fulgurante basura fue barrida. 
Y estalló la revolución.
La historia recuerda a los jefes revolucionarios, Zapata, Villa y otros machos machos. Las mujeres, que en silencio vivieron, al olvido se fueron.
Algunas pocas guerreras se negaron a ser borradas:
Juana Ramona, la Tigresa, que tomó varias ciudades por asalto;
Carmen Vélez, la Generala, que dirigió a trescientos hombres;
Ángela Jiménez, maestra en dinamitas, que decía ser Ángel Jiménez;
Encarnación Mares, que se cortó las trenzas y llegó a subteniente escondiéndose bajo el ala del sombrerote, para que no se me vea la mujer en los ojos;
Amelia Robles, que tuvo que ser Amelio, y llegó a coronel;
Petra Ruiz, que tuvo que ser Pedro, la que más balas echó para abrir las puertas de la ciudad de México;
Rosa Bobadilla, hembra que se negó a ser hombre y con su nombre peleó más de cien batallas;
y María Quinteras, que había pactado con el Diablo y ni una sola batalla perdió. Los hombres obedecían sus órdenes. Entre ellos, su marido.


Fragmento del libro Los hijos de los días (2012),  del escritor uruguayo Eduardo Galeano, publicado por Siglo XXI Editores. Publicado originalmente en La Jornada.

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