Portada de Los hijosde los días. |
Un
regalo de Génesis (o mejor de Eduardo Galeano)
Setiembre
17
Libertadoras
mexicanas
Y estalló la revolución.
La
historia recuerda a los jefes revolucionarios, Zapata, Villa y otros machos
machos. Las mujeres, que en silencio vivieron, al olvido se fueron.
Algunas
pocas guerreras se negaron a ser borradas:
Juana
Ramona, la Tigresa,
que tomó varias ciudades por asalto;
Carmen
Vélez, la Generala,
que dirigió a trescientos hombres;
Ángela
Jiménez, maestra en dinamitas, que decía ser Ángel Jiménez;
Encarnación
Mares, que se cortó las trenzas y llegó a subteniente escondiéndose bajo el ala
del sombrerote, para
que no se me vea la mujer en los ojos;
Amelia
Robles, que tuvo que ser Amelio, y llegó a coronel;
Petra
Ruiz, que tuvo que ser Pedro, la que más balas echó para abrir las puertas de
la ciudad de México;
Rosa
Bobadilla, hembra que se negó a ser hombre y con su nombre peleó más de cien
batallas;
y
María Quinteras, que había pactado con el Diablo y ni una sola batalla perdió.
Los hombres obedecían sus órdenes. Entre ellos, su marido.
Fragmento
del libro Los hijos de los días (2012),
del escritor uruguayo Eduardo Galeano, publicado por Siglo XXI Editores.
Publicado originalmente en La Jornada.
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