El documental enfoca que la violencia no es un tema privado para nada, es un tema público, es un tema social. (Póster del Documental) |
Sorprendentes historias de vida que abarcan todas las formas de violencia de que suelen ser objeto las mujeres aparecen en ese documental del Proyecto Palomas…
Yuniel Labacena Romero
“Yo creo que luché mucho por estudiar, por hacerme alguien en la vida, por todas las humillaciones que recibí en mi niñez. Creo que es la primera vez que lo estoy diciendo”. Así sin titubeos, comienza a revelar su historia la reconocida actriz cubana de la televisión, el teatro, la radio y el cine Isabel Santos. Lo hace en el documental Estoy viva…lo voy a contar, de las realizadoras Lizette Vila e Ingrid León, y que este sábado podrá ser visto a partir de las tres de la tarde, en la capitalina sala Charles Chaplin, con el ánimo de evocar el Día Internacional del Hombre.
La de Isabel Santos es uno de los sorprendentes testimonios que integran ese producto audiovisual, en el cual se aborda todas las formas de violencia que suelen ser objeto las mujeres en la actualidad. Igualmente está la historia de una madre que cedió la custodia de sus hijas al padre, hombre que la golpeaba, y la de Kiriam, mujer trans que inventaba padecimientos de pequeña para no ir a la escuela por miedo a que la golpearan por ser “diferente”.
Como ha dicho Lizette Vila las historias que integran el material audiovisual —de la Casa Productora de Audiovisuales para el Activismo Social Proyecto Palomas— son diferentes absolutamente en su procedencia, en su origen, en lo que hacen, en sus historias de vidas, pero todas las unen sus historias de vida marcadas por una cultura de la violencia y signadas por un dolor.
Y agrega que cada una de las protagonistas de esta realización da su testimonio desde sus voces positivas, narran su sobrevivencia, a las diferentes expresiones de violencia, sin miedo sin culpa, sin vergüenza, hablan cómo han revertido el dolor que es una de las cosas más hermosas que pueden haber en un ser humano y cómo puedes salir de ello y después poder contarlo a otras mujeres.
“Creo que el documental enfoca que la violencia no es un tema privado para nada, es un tema público, es un tema social porque tenemos que hablarlo, decirlo y narrarlo, prevenirlo, intervenirlo y tenemos que reparar y sanar a las personas que sufren estos hechos”, significó. Y vale apuntar que las protagonistas del documental son una muestra de las propias mujeres que se acercan al proyecto Palomas con sus pesares para servir de mediadoras ante las instituciones y la sociedad y darle voz y voto a esos problemas.
Junto a las narraciones contadas en primera persona por sus protagonistas, en los 45 minutos que dura el documental también hay fotos, documentos, obras de arte, música y textos que recorren diversas circunstancias y expresiones de la violencia física, sexual, económica, laboral, psicológica y estructural. Ello, es uno de sus mayores aportes, pues ayuda a generar conocimientos a favor de la existencia y construcción de una vida plena, sin violencia de ningún tipo.
Cada segundo y minuto del material audiovisual —que contiene una excelente dramaturgia al contar los relatos a través de una pequeña que se va adentrando en este mundo—muestra clara y francamente los derechos de la mujer frente a una acción violenta y además promueve políticas públicas para lograr una mayor igualdad de género en los tiempos actuales. Asimismo a pesar del fuerza de las experiencias sufridas, el discurso no queda en el dolor, sino en la sanación de quienes lo han trascendido y salieron de él endurecidas.
Otra contribución de Estoy viva…lo voy a contar es que hace énfasis en la desactualización de documentos básicos como el Código de Familia y en el desconocimiento de otros instrumentos legales como la Constitución de la República de Cuba. También aborda situaciones como la falta de respuesta institucional a la violencia, la carencia de cultura jurídica para hacer valer los derechos de las mujeres maltratadas y buscar soluciones.
La obra aborda además la importancia de la información, el conocimiento, la solidaridad, el valor de las redes de apoyo y la responsabilidad de las instituciones públicas ante este fenómeno. Entonces, agradezcamos esta nueva entrega de Palomas, por seguir siendo una Casa productora enfocada en registrar, develar y poner en manos de las diversas instituciones esas historias que son parte de nuestra realidad en todo momento.
Ojalá que toda mujer que llegue este sábado a la sala Charles Chaplin o tengan la oportunidad de ver el documental y sea objeto de violencia hable sin miedo, sin vergüenza, sin culpa…, que cuente sus historias y, sobre todo las cosas salga a buscar ayuda. Poner fin a la violencia contra las mujeres no es una quimera, y en Cuba se evidencia un alentador compromiso para que toda mujer y niña tengan una vida llena de seguridad, oportunidades, dignidad y esperanza.
Tomado de: http://www.cubahora.cu/cultura/estoy-viva-lo-voy-a-contar
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